El rol de la mujer ha cambiado y esto es una realidad, también como lo es el hecho de que existen muchos desafíos todavía para lograr la igualdad en derechos entre hombres y mujeres -aunque afortunadamente contamos con varias ONG que dedican sus esfuerzos a esta causa. Pero, ¿cuál es la situación de la mujer en el Tercer Sector y qué tanto se parece al resto del mundo laboral?
La situación laboral de las mujeres es uno de los temas que se han abierto paso en los últimos años en los medios de comunicación de muchos lugares del mundo, especialmente en tiempos recientes en los que Hollywood se ha unido al debate. Lo anterior es el resultado de años de trabajo de grupos defensores de los derechos de las mujeres y muchos otros elementos de los que no nos ocuparemos aquí.
A pesar de estos esfuerzos, en el mundo empresarial y laboral el común denominador es que la mayoría de veces las mujeres estudian y se preparan más que los hombres porque el mercado laboral no cree en sus capacidades.
El Tercer Sector ha sido protagonista en este proceso y muchas organizaciones han hecho aportes importantes y estudios sobre, por ejemplo, el papel de las mujeres en las empresas. Así que hoy hemos decido hacer el proceso contrario y poner la lupa en la situación de la mujer en el Tercer Sector.
La mujer en el tercer sector: dirige, trabaja y colabora
Dicen que la mejor manera de generar cambios es dando un buen ejemplo y por fortuna en materia de contratación de mujeres el Tercer Sector lo está dando. Contrario a lo que sucede en la mayoría de empresas donde según un estudio realizado por la firma de gestión de talento Workplace Trends la tendencia es que cada vez haya menos mujeres en las mesas directivas, la mujer en el Tercer Sector representa el 51,4% de los órganos directivos de las ONG, según datos del informe “El tercer sector de acción social en 2015: Impacto de la Crisis” elaborado por la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS), y la Plataforma Tercer Sector.
En el caso español, y con datos del «Anuario Tercer Sector Social en España de la Fundación Luis Vives», se estima que en el patronato de un 41% de las ONG están compuestos por un porcentaje de entre 25 y 50% de mujeres y en un 53% de las organizaciones, las mujeres ocupan entre un 25 y 75% de los puestos de las juntas directivas. Además, se estima que el 78,4% de las personas que trabajan en el Tercer Sector son mujeres -lo que significa que casi ocho de cada diez trabajadores de las entidades del Tercer Sector son mujeres- y que este colectivo es el que más se beneficia de la atención de las ONG ya que el 41,7% de las organizaciones prestan servicios a mujeres.
Varias mujeres que son directivas o que están vinculadas laboralmente en otros niveles organizacionales en entidades sin ánimo de lucro españolas, coinciden en que una de las principales ventajas que ofrece el Tercer Sector para ellas es la posibilidad de combinar de una manera más flexible que en las empresas el ámbito laboral y el familiar. Esto dado que en muchos casos las ONG cuentan con horarios más flexibles y en algunos casos, el período de vacaciones más extenso.
Además de ser una fuerza mayoritaria a nivel laboral, la mujer en el tercer sector constituye la mayor porción de voluntarios y de socios. Se estima que el 64,6% de las personas voluntarias son mujeres e incluso cuando se habla de un voluntariado con algún tipo de remuneración la cifra alcanza un 66%. De igual forma al comparar el número de socios que tienen las ONG, las mujeres constituyen el 60,6% del total.
De este modo las mujeres representan la mayoría del voluntariado en el 60,5% de las entidades, la mayoría del personal remunerado en el 78,4% y la mayoría de las personas asociadas en el 71,2% de las asociaciones.
Pero, ¿qué desafíos tienen por delante las mujeres en las ONG?
Al igual que en las empresas, en el Tercer Sector todavía enfrenta desafíos para mejorar y garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. A pesar de la alta contratación de mujeres y de su activa participación en cargos directivos, aún existe una menor presencia de mujeres en los órganos de gobierno de las entidades que la que correspondería a su presencia en el sector, particularmente en las fundaciones.
Precisamente sobre estas últimas, se estima que el 25% de las fundaciones no cuenta con ninguna mujer en su junta de patronato y solo en el 8,3% de las juntas ellas son mayoría. A pesar de las cifras son un poco más alentadoras en el caso de las asociaciones, donde en el 43,5% de los casos ellas superan el 50% de los miembros, no deja de reflejar esta preocupante situación a la que se enfrenta la mujer en el Tercer Sector.
Retomando el tema laboral, a pesar de que las mujeres son mayoría, todavía se refleja un realidad y es la brecha salarial: la mujer sigue recibiendo remuneraciones inferiores que la de los hombres. La diferencia salarial entre hombres y mujeres que desempeñan un mismo cargo es una de las problemáticas que más se abordan en la actualidad, pues en la mayoría de casos las mujeres reciben un remuneración inferior a la de sus pares hombres; tanto así que gobiernos como el de Islandia y Alemania han aprobado leyes de igualdad salarial entre hombres y mujeres.
¿Por qué se sigue dando este en un sector que lucha por los derechos de las mujeres? Mónica Roa, activista por los derechos de la mujer y consultora estratégica en temas de derechos humanos, justicia e igualdad, opina que se debe en gran medida a que el Tercer Sector sigue siendo precario, especialmente en el ámbito financiero, y las mujeres siguen enfrentando muchos de los desafíos que se presentan en las empresas. Con Roa coinciden directivas de ONG en España que afirman que además de la masculinización de muchos aspectos y entornos dentro de las ONG, se presentan situaciones como enfrentarse en la cotidianidad de sus trabajos a tratos diferentes y que quizás no se consentirían si fuera un hombre o incluso no se le harían.
Para algunas personas la alta presencia de la mujer en el Tercer Sector refleja una misma realidad: aún queda un largo camino por andar. Sí, la mujer en el Tercer Sector es mayoría en muchos aspectos, pero ¿hay buenos salarios?, ¿se valora la profesionalización de la mujer?
Imagen cortesía de Alexa Mazzarello en Unsplash
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