L as conductas abusivas en las que han incurrido algunos representantes de las ONG como Oxfam y Médicos Sin Fronteras y organismos como ACNUR corren el riesgo de ensombrecer la gran labor de apoyo social que desempeñan otras organizaciones que basan su existencia en la ayuda a los más desfavorecidos.
La labor de apoyo social y prestación de servicios humanitarios en las zonas más conflictivas del mundo que prestan, en muchos casos de forma desinteresada, voluntarios de varias ONG se ha visto desvirtuada recientemente después de que saliera a la luz una serie de prácticas execrables llevadas a cabo por representantes de organizaciones como Oxfam, ACNUR y Médicos Sin Fronteras, las cuales se han visto involucradas en escándalos de abusos sexuales. Esto corre el riesgo de ensombrecer el carácter humanitario y desinteresado que tienen muchas organizaciones que no se deben ver empañadas por una cara oscura y llena de sombras como la mostrada por algunos mandatarios de las ONG citadas.
Oxfam en Haití
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) desveló la práctica de abusos de índole sexual y acosos de algunas de las ONG más conocidas a nivel mundial. La punta del iceberg fue una publicación realizada en Gran Bretaña por el diario The Times en la que se recogía que en el año 2010 representantes de la organización Oxfam desviaron dinero de esta ONG para realizar pagos a prostitutas. Los hechos tuvieron lugar en Haití durante la labor que esta organización debía prestar después del terremoto que asoló este país caribeño y que se cobró la vida de miles de personas y dejó sin hogar a otros millones.
Las informaciones desvelaron que algunos trabajadores de Oxfam llegaron a convertir viviendas que tenían alquiladas en Haití en auténticos prostíbulos en los que participaron hasta menores de edad. Oxfam no rehuyó lo publicado y confirmó la veracidad de las noticias y dio a conocer que en 2011 llevó a cabo una investigación interna para esclarecer realmente lo sucedido y depurar responsabilidades. Dentro de este proceso, fueron destituidas cuatro personas y otras tres renunciaron a sus puestos. Una de las renuncias efectuadas fue la del director de Oxfam en Haití, Roland Van Hauwermeiren. El presidente del país afectado (Haití), Jovenel Moïse, echó más leña al fuego al comentar que lo que allí sucedió fue una «violación de la dignidad humana». Desde Oxfam, condenaron enérgicamente los hechos y recalcaron que lo sucedido obedeció a conductas que no están dentro del código ético con el que acostumbra a actuar la ONG.
.@Winnie_Byanyima, Directora Ejecutiva de @oxfam_es: «Tenemos dos prioridades: la primera, asegurarnos de no volver a cometer los mismos errores. La segunda, que nuestro trabajo de salvar vidas alrededor del mundo, continúe». https://t.co/4JcGipUsfZ pic.twitter.com/LjkGirLkIv
— Oxfam en español (@oxfam_es) 25 de febrero de 2018
504 proyectos en 47 países
Estos escándalos han salpicado gravemente la imagen que Oxfam tiene en el mundo y ha empañado la labor que esta ONG viene realizando en los últimos años. Se trata de una organización que tiene presencia en la actualidad en 47 países repartidos por todo el mundo y todos ellos tienen como denominador común que son territorios de conflicto, pobreza y en los que la ayuda humanitaria urge. Oxfam se encuentra desarrollando 94 programas de actuación y a través de ellos ejecuta 504 proyectos que ponen el foco en los más desfavorecidos. Por ejemplo, esta ONG tiene desplegados voluntarios para combatir el desastre humanitario que está asolando Nigeria y la región del Lago Chad.
También está desarrollando otra campaña de actuación en Yemen, un territorio que está sufriendo un conflicto armado devastador y en el que trabaja para combatir el cólera, una enfermedad que está causando miles de muertes como consecuencia de que no hay agua potable en la zona. Otro lugar donde están desplegados los voluntarios de Oxfam es en la República Centroafricana. En esta zona una quinta parte de la población se encuentra fuera de su hogar debido al conflicto bélico que existe. Lo mismo sucede en Siria, otro lugar donde esta organización está intentando ayudar después de que la guerra que estalló en 2012 y todavía sigue vigente esté provocando muertes a diario.
La lucha contra el hambre es una de las prioridades que Oxfam se ha marcado como objetivo para combatir en el corto plazo. Por ello, una buena parte de sus impulsos se está centrando en el continente africano, un lugar donde la hambruna es tremenda y las necesidades más elementales se encuentran en riesgo. Por este motivo, Oxfam está haciendo campañas de recogida y distribución de alimentos para, por ejemplo, paliar las necesidades de un país como Sudán del Sur. Este territorio se estableció como estado en 2012, pero desde entonces el hambre es una constante y labores como la que prestan Oxfam se hacen muy necesarias.
Apuesta por el comercio justo y la educación
De forma paralela a todo lo expuesto, en esta ONG también llevan a cabo actuaciones orientadas a fomentar el comercio justo y la educación, dos herramientas que en la organización consideran indispensables para que la brecha que existe entre el primer y el tercer mundo se pueda reducir hasta acabar extinguiéndola. Por medio de la educación, se pretende que los ciudadanos de todos los territorios estén mejor formados y no caigan en abusos explotadores. En el mismo sentido, la apuesta por el comercio de Oxfam busca que los intereses económicos no influyan de manera negativa en las poblaciones de países más desfavorecidos.
Oxfam lleva prestando servicios de ayuda humanitaria desde hace 45 años, ya que comenzó con esta tarea en 1973. Su nombre se ha visto manchado recientemente por el escándalo de los abusos sexuales de Haití de 2010, pero lo cierto es que su labor de apoyo social en zonas de conflicto está fuera de toda duda porque su trayectoria así lo atestigua y lo demuestra con el recorrido intachable que ha venido teniendo la organización desde su fundación, a excepción, claro está, de las conductas lamentables que se produjeron por parte de algunos de sus representantes en Haití después del terremoto que se produjo en la zona.
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Médico Sin Fronteras, otro escándalo
Por las mismas fechas en las que estalló el escándalo de los abusos de Oxfam, desde la ONG Médicos Sin Fronteras se reconoció que durante el ejercicio de 2017 tuvo conocimiento de 24 casos de acosos y abusos sexuales realizados en su organización. Este asunto arrancó porque las conductas se denunciaron dentro de las 416 quejas que recibió Médicos Sin Fronteras, lo que motivó que se llevara a cabo una investigación que arrojó como resultado el despido inmediato de 19 de sus colaboradores y la aplicación, según el caso, de sanciones, advertencias o suspensiones al resto de cargos que se vieron salpicados por este escándalo.
Según se reconoció desde Médicos Sin Fronteras, depuraron responsabilidades por casos relacionados con abusos de poder, hostigamiento, discriminación y otros comportamientos inadecuados para el ejemplo que debe tener una ONG. El asunto de los abusos sexuales de esta organización también llegó a España porque 6 de los 24 casos de abusos que se investigaron fueron realizados por personal de la ONG en España. El resultado fue cuatro expulsados y dos apercibidos por haber llevado a cabo tocamientos sin consentimiento a mujeres o comentarios inapropiados. Todos los casos se dieron entre adultos.
Después de lo sucedido, desde Médicos Sin Fronteras se aclaró que desde 2008 existe en la organización un Comité de Comportamiento que se encarga de dictar resoluciones e investigar todos los indicios de mala praxis de los que tiene constancia. Estos pueden ser acoso, desvío de fondos destinados a ayudas, discriminación, abuso sexual…
47 años de ayuda humanitaria
Al igual que en el caso de Oxfam, estos casos han desvirtuado la imagen que dentro del ideario colectivo se puede tener de Médicos Sin Fronteras. Sin embargo, esta organización viene realizando una labor de apoyo humanitario impagable desde 1971, fecha de su constitución de manera oficial. Por lo tanto, lleva un total de 47 años prestando servicio. Sus inicios se remontan a 1967, cuando un grupo de médicos franceses deciden poner en marcha la ONG ante la impotencia que estaban viendo en la Guerra de Biafra en Nigeria.
Desde entonces, Médicos Sin Fronteras se ha caracterizado por la atención médico-humanitaria de personas que se encuentran afectadas por situaciones derivadas de conflictos bélicos, exclusión de atención médica, violencia, desastres naturales como seísmos, tsunamis o inundaciones, epidemias o enfermedades olvidadas. La principal razón de esta ONG es defender la vida y aliviar a las personas del sufrimiento a causa de tener déficits básicos.
Además, esta organización se financia por sus propios medios gracias a las diferentes aportaciones que realizan los más de 5.000.000 millones de socios con los que cuenta. Tiene afiliados repartidos por todo el mundo y eso le permite gozar de una independencia muy importante a la hora de decidir dónde actuar y a quién dar prioridad en la prestación de servicios. De igual manera, Médicos Sin Fronteras realiza una labor decisiva en la denuncia de situaciones abusivas que se dan en zonas de conflicto.
Desde Colombia a Sierra Leona
Algunos de los países en los que esta ONG está prestando servicio en la actualidad son Colombia, República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Liberia, Afganistán, Chad y Sierra Leona. Los servicios que desde Médicos Sin Fronteras se brindan a los ciudadanos de estos territorios son enfermería, medicina, psicología, cirugía, matrona y anestesistas. Las labores las llevan a cabo profesionales que acuden de forma desinteresada a zonas de conflicto para atender a la población que se ha visto afectada por alguna catástrofe.
El caso de ACNUR
ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, también salió a la palestra durante el ejercicio 2017 por recibir un total de 39 quejas por situaciones de acoso o abuso sexual en las que se podrían haber visto involucrados algunos de sus trabajadores o personal de asociaciones o entidades que colaboran con ACNUR. Por este motivo, desde la agencia se iniciaron 16 investigaciones formales. Otros 15 casos se evaluaron para determinar si finalmente había base suficiente como para poder llevar a cabo una investigación mientras que otras 8 denuncias se cerraron sin necesidad de iniciar ningún tipo de investigación.
Del montante total de quejas recibidas durante 2017, únicamente hay una que arrojó indicios suficientes como para pensar que se podría haber cometido algún abuso de manera fehaciente. Sin embargo, por lo que se refiere al ejercicio 2016, el portavoz de ACNUR, Cecile Pouilly, apuntó que una denuncia sí concluyó con la salida de la agencia de uno de sus empleados porque fue declarado culpable de un caso de explotación sexual. De igual manera, en 2017 en ACNUR se produjeron un par de casos de acoso sexual de empleados de la agencia hacia mujeres que trabajan para este organismo y en ambas ocasiones el acosador fue despedido de manera inmediata en cuanto se tuvo conocimiento por parte de las autoridades competentes de lo sucedido.
Al margen de los casos de abusos sexuales, cuando los indicios apuntan a que se pudiera haber cometido un delito criminal, el protocolo que se sigue desde ACNUR es el de dar parte al departamento legal que tiene la ONU para que sea esta organización la que dé traslado a las autoridades nacionales del país en el que se dieron los hechos.
259 oficinas en 118 países
Las investigaciones iniciadas por los supuestos delitos sexuales de personal de ACNUR pueden conducir a desviar la atención sobre la atención que este organismo viene realizando desde hace más de cinco décadas para ayudar a los refugiados. En la actualidad, cuenta con 259 oficinas repartidas por 118 países en los que prestan servicio 6.600 profesionales.La población que atiende esta agencia en la actualidad es de 34,4 millones de personas.
ACNUR es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Pertenece a las Naciones Unidas y tiene como cometido la protección de las personas que reciben la categoría de refugiadas y que se encuentran desplazadas a causa de persecuciones o conflictos armados. Su labor principal es la de disponer soluciones en los territorios problemáticos por medio del realojo voluntario en los países de origen de los afectados o en otros estados de acogida. Conviene recordar en este punto que el derecho al asilo y el refugio se encuentra recogido dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La sede de ACNUR se encuentra en la ciudad suiza de Ginebra.
Apoyo a los refugiados
ACNUR trabaja para preservar los derechos que dictan, por una parte, que en el supuesto de persecución todo ciudadano tiene derecho a buscar asilo y a encontrarlo en cualquier país. No obstante, los habitantes de un territorio en conflicto no podrán acogerse a este derecho contra una acción judicial que contravenga los principios y propósitos que recoge Naciones Unidas. El papel desempeñado por ACNUR ha sido reconocido a lo largo de la historia contemporánea con los Premios Nobel de la Paz que logró en los años 1954 y 1981 y con el Premio Príncipe de Asturias que recibió en 1991.
En la actualidad, este organismo trabaja en varios puntos del mundo. Uno de ellos es Somalia, dónde los representantes de ACNUR trabajan con los refugiados que están buscando acomodo en otros países como Kenia y Etiopía. En otros lugares del Cuerno de África también presta labor en la actualidad este organismo. Es el caso por ejemplo del estado de Yibouti. Otros lugares a los que está llegando el trabajo de ACNUR son los países de Colombia, Myanmar, Irán, Bangladesh, Pakistán, Tailandia, Malasia, Indonesia, Siria, Yemen, Indonesia, Mali, Argelia, Túnez, Egipto, Eritrea o Irak. En todos estos territorios la existencia de conflictos ha provocado los desplazamientos masivos de personas y ACNUR trabaja y presta servicio para su correcta distribución atendiendo al respeto de los derechos humanos.
Dudas en la ONU
La sombra del acoso sexual está siendo muy alargada y no solo está afectando a las ONGs y organismos que hemos apuntado hasta este punto. El foco de la polémica también se posicionó sobre la propia ONU. Fue a raíz de la publicación en el mes de enero de una publicación que apareció en el Reino Unido en el rotativo The Guardian. La información puso la lupa sobre dos personalidades como son el director en Afganistán del Programa Mundial de Alimentos, Mick Lorentzen y el subdirector ejecutivo del programa ONUSIDA y a la vez subsecretario general de la ONU, Luis Loures y los acusaba de encontrarse en la actualidad investigados por unos supuestos casos de acoso sexual.
La noticia aportaba datos como que 15 trabajadores de la ONU afirmaban haber sido víctimas de abusos desde 2013, así como agresiones, violaciones y ataques verbales. Al parecer, algunas de estas mujeres contaron a The Guardian que dentro de Naciones Unidas se había impuesto una especie de «ley del silencio» con estos temas debido a que muchas compañeras tenían miedo a perder sus puestos de trabajo en caso de dar parte de los abusos recibidos. La investigación por estos hechos sigue en marcha, pero también ha servido para alimentar la polémica unida a las últimas informaciones aparecidas.
En cualquier caso, desde diversas organizaciones matizan que los casos que se pueden haber dado representan una clara minoría que no sirve para extender la idea de que estos comportamientos son los habituales en las entidades sin ánimo de lucro. Al contrario, la mayoría de estas organizaciones tiene su razón de ser en prestar ayuda humanitaria en lugares en los que no todo el mundo está dispuesto a acudir a prestar apoyo.
Imagen cortesía de Tim Trad en Unsplash